viernes, 30 de mayo de 2008

Evo Morales vs. Sucre

El día viernes pasado, junto con unos amigos partí rumbo a Sucre para participar de los festejos del primer grito de libertad en América, que como sabemos, se realizó un 25 de mayo de 1809, un hecho que pone a Sucre como la cuna de la independencia Hispanoamericana.

En esta noble ciudad, las ideas libertarias de la Ilustración provocaron los procesos revolucionarios ocurridos en América y dentro de las célebres: Universidad Mayor, Real y Pontificia de San Francisco Xavier y la Academia Carolina, se enseñó a confiaren la libertad, la razón, la ciencia y el progreso para esperar con muchas ilusiones, la creación de una República con futuro. Motivo suficiente para conocer la histórica ciudad.

Por caminos no pavimentados, llegué en la mañana del sábado a Sucre. Un taxista chuquisaqueño nos comentaba que Evo Morales insistió en llegar a Sucre motivo por el cual muchas personas decidieron hacer una especie de vigía en inmediaciones del principal espacio deportivo de la ciudad, para expresarle al mandatario su más enérgico rechazo y molestia ante la llegada de una persona que había demostrado con sus actos y decisiones una animadversión contra quienes habrían osado interrumpir su proceso constituyente. Sin embargo, llegaba para regalar cheques de procedencia venezolana a los bolsillos y billeteras de ciertas autoridades, entregar ambulancias, y continuar regalando promesas.

Todo eso generó una serie de enfrentamientos entre personas civiles y militares en inmediaciones del estadio; al mismo tiempo, por radio se manifestaba la seria posibilidad de interrumpir todos los festejos cívicos. Mientras se veía caminar afanosamente a muchos estudiantes con sus uniformes por las calles de la capital.

En la tarde, la plaza principal estaba llena de vecinos, quienes comentaban los hechos que estaban aconteciendo, y se podía percibir un aire de indignación, como cuando alguien siente que le arruinaron la fiesta, premeditada y alevosamente.

De pronto, por una esquina de la plaza principal comenzó a llegar una treintena de campesinos, con el torso descubierto, levantando banderas blancas sucrenses. Estaban rodeados de muchas personas que les obligaban a marchar por la plaza, gritando: ¡Muera Evo!, a lo que los campesinos semidesnudos gritaban obligados: ¡Muera!

Frente a la Casa de la Libertad, todos los presentes cantaron el himno capitalino, y los campesinos besaron la bandera blanca y fueron testigos de la quema de sus banderas masistas, como de su pancarta de bienvenida a Morales. Posteriormente, los dejaron ir corriendo, por la misma esquina que ingresaron.

Lamentablemente, este hecho, puede ocasionar odio, resentimiento, rencor y venganza entre los campesinos que están siendo azuzados por Morales, quien no mide las consecuencias de sus actos y actúa de manera irresponsable y caprichosa, maneja a personas sencillas como si fueran ganado en camiones; estas personas muchas veces obligadas por una lista de asistencia tienen que pagar los errores y soberbia de un gobernante, que últimamente solo puede estar tranquilo en ciertas ciudades de una nueva media luna: La Paz, Oruro y Potosí.

Morales había originado una acción que produjo estas reacciones en los ciudadanos charquenses; por lo que no participó de la Solemne Sesión de Honor del Consejo Municipal, ni de la inauguración del Año del Bicentenario, ni del Homenaje a la Histórica Campana de la Libertad, ni del izamiento de la Bandera Nacional y entonación del Himno Nacional de Bolivia en la Casa de la Libertad, ni del solemne Te deum en la Catedral Metropolitana, ni de los desfiles de establecimientos educativos, ni de las instituciones cívico-militares, entre otras actividades del 24 y 25 de mayo.

Al final de cuentas, talvez ni le importe estar o no presente en actos cívicos que homenajean a la República de Bolivia, aquello que pretende ser eliminado por el Estado plurinacional comunitario, etc., etc.

En la noche del sábado, escuché las declaraciones de Iván Canelas, quien con una máscara de cinismo, mentía deliberadamente indicando que oligarcas y miembros de la Unión Juvenil Cruceñista eran los principales instigadores de estos actos e insultaba a los chuquisaqueños, tratándolos de ebrios que actuaron de esa manera por la influencia de bebidas espirituosas. Mientras que en las calles, eran vecinos, mujeres y hombres chuquisaqueños quienes asumían las decisiones.

El día domingo, se sintió nuevamente la animadversión de Morales con Sucre, al suprimir la presencia de militares y policías, como de las respectivas bandas de música en los desfiles que siempre son disfrutados por los niños. Por lo que el consejo municipal de la ciudad blanca estará pensando seriamente en tener su propia banda musical, ante cualquier contingencia, ya que un colegio suplió la ausencia de las bandas militares para el desfile de los ciudadanos.

Gracias a este homenaje, los chuquisaqueños se dieron cuenta de que no están solos, ya que fueron acompañados en sus diferentes actos cívicos por autoridades nacionales, departamentales, y por personas comunes y corrientes del interior que les manifestaron su apoyo y solidaridad en la lucha por la defensa de la libertad.

Sin embargo, preocupa que las acciones de Morales estén generando reacciones de odio e intolerancia entre hermanos bolivianos. Recordemos que son las "buenas intenciones" y la demagogia política motores que impulsan a la violencia y la muerte de inocentes. Por no reconocer y aprender de sus errores, Morales cometió más errores, que difícilmente olvidarán los sucrenses. El hombre necesita aprender de los errores, antes de ser eliminado por sus mismos errores.

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