Muchos intelectuales identifican al año 2000, con la guerra del agua, como el inicio de la debacle institucional que vive hoy Bolivia. Algunos, se regocijan al considerar que importantes fuerzas y consciencias de la sociedad boliviana han despertado con este proceso, y han iniciado, irreversiblemente, una carrera hacia un futuro diferente para la nación boliviana. Otros, se lamentan por la casi total destrucción de las instituciones de la democracia boliviana cuya construcción, como la de la democracia misma, nos costó mucho esfuerzo y sacrificio, y vaticinan, de no darle al proceso que hoy vivimos un nuevo rumbo, un futuro muy poco esperanzador para Bolivia.
Creemos necesario rescatar lo positivo de ambas visiones. Pensamos, además, que es posible conciliarlas en una sola visión, constructiva, y de continuidad y cambio a la vez.
¿Cómo se puede construir aplicando dos nociones aparentemente contradictorias como son la continuidad y el cambio?
Es urgente que los bolivianos asumamos nuestra historia como la de una sociedad absolutamente normal en el mundo, con luces y sombras, con heroísmos y crímenes, con injusticias y grandes logros, todos ellos elementos que normalmente se dieron en cualquier sociedad humana, sin importar su grado de desarrollo o sus diferencias. Reconocida nuestra historia sin apasionamientos absurdos, sin resentimientos y sin complejos, seremos capaces de identificar las muchas luces dentro de ella, y asegurarnos de mantenerlas encendidas. Es decir, continuidad para todo lo bueno conseguido en nuestros 182 años como república, veremos que los pasos positivos de esta sociedad no son pocos.
Las crisis institucionales de los Estados y sus sociedades se pueden dar por muchas razones, no es nuestra intención identificarlas o analizarlas en esta primera publicación. Lo importante es que en el caso boliviano, dicha crisis ha desatado un proceso que, igual que nuestra historia, contiene muchos aspectos positivos y negativos. Tendremos, igualmente, que dejar de lado los apasionamientos, los resentimientos y los complejos, para poder identificar y separar las luces de las sombras, y añadir las nuevas luces a las muchas que habremos rescatado de nuestra historia.
Creemos que esa es la forma racional, crítica, y pacífica de salir del entuerto en que nos encontramos, y de construir, a la vez con continuidad y a la vez con cambio.
“AL DESNUDO CAFÉ” no pretende ser un lugar donde se solucionen milagrosamente los problemas del país, tampoco pretendemos ser los poseedores de la verdad última, y menos de certezas. Creemos en la razón humana como principal instrumento de resolución de conflictos y de lucha contra la tiranía. Creemos en el espíritu crítico y en la discusión crítica, dentro del marco de la racionalidad, como forma de aproximarnos cada día más a la verdad. Aceptamos y asumimos que, como seres humanos, somos falibles, y que consecuentemente nunca lograremos alcanzar la verdad absoluta, por lo tanto nos conformamos con aproximarnos a ella lo más que podamos.
Amamos intensamente la libertad, creemos en la democracia como la única forma de gobierno que nos permite cambiar a nuestros líderes sin derramamientos de sangre, pensamos que es posible vivir fraternalmente entre bolivianos y entre seres humanos, luchamos por la igualdad de oportunidades y rechazamos el igualitarismo, creemos que la tolerancia y el pluralismo político, religioso y de otras índoles, son un requisito fundamental para vivir en sociedad, pero no toleramos la intolerancia, exigimos la restitución y permanencia del Estado de derecho, somos partidarios de la defensa de la soberanía nacional, vemos a la unidad como la fuerza de la sociedad, buscamos la honestidad como valor primordial para expresar lealtad, amamos profundamente a la nación boliviana, consideramos a la política y al diálogo herramientas pacíficas para conciliar los intereses de los bolivianos, creemos en el ejercicio de la ciudadanía, sentimos un gran amor por la justicia, creemos en la participación pero con respeto a la representación, y tenemos la esperanza de un futuro mejor y en paz.
Creemos necesario rescatar lo positivo de ambas visiones. Pensamos, además, que es posible conciliarlas en una sola visión, constructiva, y de continuidad y cambio a la vez.
¿Cómo se puede construir aplicando dos nociones aparentemente contradictorias como son la continuidad y el cambio?
Es urgente que los bolivianos asumamos nuestra historia como la de una sociedad absolutamente normal en el mundo, con luces y sombras, con heroísmos y crímenes, con injusticias y grandes logros, todos ellos elementos que normalmente se dieron en cualquier sociedad humana, sin importar su grado de desarrollo o sus diferencias. Reconocida nuestra historia sin apasionamientos absurdos, sin resentimientos y sin complejos, seremos capaces de identificar las muchas luces dentro de ella, y asegurarnos de mantenerlas encendidas. Es decir, continuidad para todo lo bueno conseguido en nuestros 182 años como república, veremos que los pasos positivos de esta sociedad no son pocos.
Las crisis institucionales de los Estados y sus sociedades se pueden dar por muchas razones, no es nuestra intención identificarlas o analizarlas en esta primera publicación. Lo importante es que en el caso boliviano, dicha crisis ha desatado un proceso que, igual que nuestra historia, contiene muchos aspectos positivos y negativos. Tendremos, igualmente, que dejar de lado los apasionamientos, los resentimientos y los complejos, para poder identificar y separar las luces de las sombras, y añadir las nuevas luces a las muchas que habremos rescatado de nuestra historia.
Creemos que esa es la forma racional, crítica, y pacífica de salir del entuerto en que nos encontramos, y de construir, a la vez con continuidad y a la vez con cambio.
“AL DESNUDO CAFÉ” no pretende ser un lugar donde se solucionen milagrosamente los problemas del país, tampoco pretendemos ser los poseedores de la verdad última, y menos de certezas. Creemos en la razón humana como principal instrumento de resolución de conflictos y de lucha contra la tiranía. Creemos en el espíritu crítico y en la discusión crítica, dentro del marco de la racionalidad, como forma de aproximarnos cada día más a la verdad. Aceptamos y asumimos que, como seres humanos, somos falibles, y que consecuentemente nunca lograremos alcanzar la verdad absoluta, por lo tanto nos conformamos con aproximarnos a ella lo más que podamos.
Amamos intensamente la libertad, creemos en la democracia como la única forma de gobierno que nos permite cambiar a nuestros líderes sin derramamientos de sangre, pensamos que es posible vivir fraternalmente entre bolivianos y entre seres humanos, luchamos por la igualdad de oportunidades y rechazamos el igualitarismo, creemos que la tolerancia y el pluralismo político, religioso y de otras índoles, son un requisito fundamental para vivir en sociedad, pero no toleramos la intolerancia, exigimos la restitución y permanencia del Estado de derecho, somos partidarios de la defensa de la soberanía nacional, vemos a la unidad como la fuerza de la sociedad, buscamos la honestidad como valor primordial para expresar lealtad, amamos profundamente a la nación boliviana, consideramos a la política y al diálogo herramientas pacíficas para conciliar los intereses de los bolivianos, creemos en el ejercicio de la ciudadanía, sentimos un gran amor por la justicia, creemos en la participación pero con respeto a la representación, y tenemos la esperanza de un futuro mejor y en paz.